martes, 6 de octubre de 2015

Papeletas

«Pues fíjate: otros se pasan la vida fumando y no les pasa nada, y éste que nunca ha fumado, toma cáncer de pulmón.»

Que levante la mano quien no haya oído o dicho la anterior. No es raro creer que un estilo de vida "te protege" contra el cáncer. Por todas partes estamos bombardeados por varias industrias (literaria, alimentaria, de complementos nutricionales, de deportes...) que no pierden la oportunidad de aprovecharse de la histeria colectiva que rodea el cáncer. Por supuesto, la gente que además cree en "energías" o "karmas" o en el origen emocional de las enfermedades tendrán ciertas losas adicionales sobre sus cabezas, al verse obligados a pensar en "qué han hecho para merecer esto".

Recientemente me he cruzado con este artículo: "John Wayne y las otras 90 muertes por cáncer de aquel rodaje en Utah". El artículo comienza muy interesante, hablando de un rodaje cerca de un campo de ensayo de armamento nuclear, y de cómo tuvo como funestas consecuencias una serie de muertes por todo tipo de tumores. Lo que me llamó la atención del artículo, más allá del amarillismo en sí de la noticia, fue:
"Aquel mismo año [1956], el compositor de la banda sonora, Victor Young, murió a causa de un tumor cerebral. A lo largo de 1963, el director Dick Powell falleció a causa de un linfoma y el actor Pedro Armendáriz se suicidó de un disparo tras averiguar que sufría un cáncer de riñón terminal. En 1974, Agnes Moorehead perdía la vida por un cáncer de pulmón. En 1975, la protagonista, Susan Hayward, tenía el mismo final por un tumor cerebral. En junio de 1979, víctima de un cáncer de estómago que se extendió al hígado y el páncreas, John Wayne. En 1991, John Hoyt, por un carcinoma de pulmón. Así, hasta 91 de las personas, de las 220 que participaron en el rodaje en el desierto, contrajeron cáncer y murieron durante los siguientes 30 años, 46 antes de 1980."
Y, en fin... parece bastante osado atribuir todos y cada uno de esos casos de cáncer (incluidos los que aparecieron más de diez años después, no digamos ya los de cuarenta años) al rodaje.

La psicooncóloga Tània Estapé lo explicaba estupendamente en un comentario reciente y no cabe más que subrayar cada palabra. El escenario es el siguiente: vivir causa cáncer. Es más: si estamos aquí (como especie), es gracias a las mismas mutaciones que en ocasiones acaban degenerando en cáncer.

No sólo me refiero a que haya cosas de nuestro día a día que (real o presumiblemente) causen cáncer. La lista sería tan larga que casi se puede abreviar enumerando todo lo que no lo haría. No podemos olvidar que vivimos en un pedrusco espacial que contiene en su corteza cierta parte de sustancias radiactivas. Que la luz solar que baña la vida en la Tierra desde su inicio es mutagénica. Que el oxígeno que respiramos oxida, y esa oxidación genera radicales libres, que son mutagénicos (¡y ojo, que en ocasiones nuestras propias defensas también usan esa misma reacción para destruir a malvados invasores! Un exceso en la toma de los "antioxidantes" de moda podría mermar dicha capacidad). No podemos olvidar que, desde nuestra propia estrella hasta la otra punta del espacio se están generando partículas hiperenergéticas que nos permean constantemente, y nada evita que puedan chocar contra una parte en concreto del ADN de una célula que ya tuviera estropeadas ciertas partes, haciéndola degenerar en un tumor. Es más, alguno hasta aventura que la "materia oscura", si fuera de cierto tipo, también causaría cáncer.

Al final del día, lo que podemos tener claro es que lo único con lo que contamos es con una serie de papeletas para contraer cáncer. Muchas de ellas nos las regalan al nacer, en forma de defectos genéticos heredados que nos predisponen a sufrirlo (predisponer no es tenerlo con seguridad, pero sí con más facilidad que otras personas que no lo tuvieran). Otras ya hemos visto que las recibimos por el mero hecho de estar suscritos al club de los terrícolas. o el de los "habitantes de este Universo". Por supuesto, un factor importante es el ambiente en el que vivamos (¿polución ambiental? ¿detonación cercana de bombas nucleares?), que también nos aporta unas cuantas papeletas más. Algunas que no hemos comentado (como ciertas infecciones). Y, finalmente, el estilo de vida (que a su vez puede venir "predispuesto" de nuevo por otra serie de papeletas genéticas, como una facilidad para caer en adicciones, o socioculturales, por modas absurdas). Por supuesto que hay que cuidarlo para minimizar el número de papeletas en nuestra contra, pero aunque las reduzcamos a 0 (dieta equilibrada, nada de alcohol o tabaco, ejercicio moderado... lo de toda la vida, vaya), seguiríamos teniendo todas las demás.

Hay una buena noticia: por todo lo anterior, seguramente todos estamos desarrollando cánceres con cierta frecuencia. Ésa no es la buena noticia, ése es un hecho. La buena noticia es que también hay papeletas a favor nuestro: por lo general, las células tumorales están tan estropeadas que se acaban estropeando del todo y no llegan a ninguna parte. Otras se reparan. Otras son eficientemente marcadas por nuestro propio sistema inmune (probablemente a medio plazo veamos un auge de técnicas de inmunología contra el cáncer; vivimos tiempos maravillosos). Otras no llegarán a conseguir arraigarse a algún lugar de donde puedan obtener los nutrientes necesarios, y quizá quedarán en algún rincón de nuestros cuerpos a la espera de mejores épocas, sin llegar a crecer jamás. Otros, los pocos, la minoría, son los que van a darnos mucho la lata a los desafortunados a los que todas las papeletas a favor y todas las papeletas en contra terminen con un resultado desagradable para el poseedor.

Reincidiendo: actualmente probablemente se está pecando de un alarmismo excesivo contra supuestas causas de cáncer. Quizá incluso se estén sobrediagnosticando tumores que jamás llegarían a causar un problema real a su portador (y por supuesto, a priori a nadie le gusta tener una bomba de relojería dentro, así que esperemos que la medicina avance lo suficiente para poder decidir mejor cuándo hace falta intervenir y cuándo no es realmente necesario). De hecho, seguramente muchos de los "curados" por pseudoterapias se trata de este tipo de agraciados, en los que el tumor no iba a suponer un problema real con "tratamiento" o sin él. Quizá haya causas de cáncer muy usuales que estamos pasando por alto por ser menos evidentes. Quizá estamos quejándonos del tabaco mientras conducimos un diésel, o quejándonos de un herbicida mientras fumamos. O quizá estemos respirando, sin más. Quizá alguien nos intente relacionar el cáncer con circunstancias vitales tan comunes que son imposibles de evitar, sin pensar en que tiene tanto sentido "tengo un cáncer porque me enfadé con un familiar" como "tengo un cáncer porque iba vestido" (seguramente, siempre que alguien ha desarrollado un tumor ibas vestido; las correlaciones con circunstancias usuales son así de engañosas).

Como fuere, el mundo de la oncología es un campo terriblemente complejo. Tanto, que lo único seguro es que si te están vendiendo un remedio simple para curarte, es que te están mintiendo. Desgraciadamente, cuando te venden esos remedios probablemente estés desesperado y pienses que cuantas más papeletas a tu favor, mejor. Aunque luego esas papeletas no sean válidas y le des tu dinero (y dediques tu tiempo) a sus tomboleros... A ellos siempre les toca.

Lectura recomendada: http://elpais.com/elpais/2015/10/01/ciencia/1443697852_761245.html

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