viernes, 27 de noviembre de 2020

Reseña de "Hágase tu voluntad", de Vanesa Lozano



Ficha técnica

Título: Hágase tu voluntad
Autor: Vanesa Lozano
Editorial: SinFicción
Año: 2020

Sinopsis
Patricia Aguilar fue captada con 16 años por una secta sexual a través de internet. A los 18 dejó a su familia en Elche y viajó a Perú para convertirse en una de las esposas del Príncipe Gurdjieff.

El libro repasa el descenso de Patricia a los infiernos diseñados por Félix Steven Manrique, junto con la lucha de su familia para traerla de vuelta física y mentalmente a pesar del desamparo constante de las autoridades españolas.

Impresiones
Junto con "Homicidio de un enfermo", el contenido de este libro conforma un tándem imprescindible para entender lo fácilmente manipulables que somos en situaciones de alta vulnerabilidad cuando se nos somete al discurso (in)apropiado por parte de la persona (in)adecuada. Si el primero lo plasmaba en el ámbito de la salud y con triste desenlace, el título que ahora reseño termina con un final que podríamos tildar de feliz, si bien no deja de ser agridulce por motivos que comentaremos más abajo.

Una mala racha familiar lleva a la adolescente Patricia a buscar respuestas para su crisis vital en Internet. Allí cae en las redes cuidadosamente tejidas de Félix Steven, un joven peruano que irá abonando el terreno para desligarla cada vez más de la realidad y de sus seres queridos, encerrándola en la ilusión de que ella forma parte de un grupo de elegidas que, con él, tendrán la misión de repoblar el planeta después de un inminente Apocalipsis.

Sí, dicho así no suena a algo en lo que alguien creería de primeras. Pero, obviamente, nunca es así como lo dicen. El libro cuenta, con pelos y señales, cómo se urde el engaño poco a poco, con pequeñas píldoras más o menos fáciles de tragar que van allanando el camino para conseguir, con el tiempo, que se termine comulgando con ruedas de molino, al punto de sustraer una cantidad importante de dinero para ponerse (y, sobre todo, ponerlo) en manos del gurú tras cortar con todo lazo familiar. También se muestra crudamente cómo la psicología de Patricia se desmantela para convertirla en una marioneta que piensa, habla y actúa según los designios de Félix Steven. Desvela cuán fácil es hacer parecer ante la sociedad que estamos ante la decisión volitiva de una persona mayor de edad. Además, explica cómo este simple hecho desarticula absurda y negligentemente todos los sistemas de prevención y persecución del problema, pese a existir (y no gracias a las autoridades policiales, sino al trabajo incansable de su familia) indicios y pruebas sólidas de que Patricia se hallaba en un gravísimo peligro.

El libro nos lleva de la mano por cada peldaño en la degeneración de la situación de Patricia en Perú: cada paso en el que Patricia asistía a un empeoramiento de su situación: los malos tratos para con ella y el grupo captado por "el chamuco"; los lugares de residencia en los que cada denostado cuchitril se convertía en un hotel de cinco estrellas al echar la vista atrás desde el siguiente destino; su propia situación física a la que se sumaba la de su bebé; la indiferencia cada vez más inhumana del gurú ante estas situaciones... Y también nos muestra las piezas mentales que entran en juego para amortiguar las disonancias cognitivas, repletas de sesgos cognitivos, falacias argumentales, y mentiras y manipulaciones de todo tipo.

"Hágase tu voluntad" nos abre los ojos a que estamos mucho más a merced de lo que nos resulta cómodo pensar de que completos desalmados, entrenados por pura presión evolutiva, puedan acceder a nosotros o a nuestros seres queridos desde la otra parte del mundo, y desatar el caos y la destrucción en nuestras vidas de forma completamente impune. A base de ardides de todo tipo y el silencio de víctimas previas, Félix Steven llevaba ingeniándoselas durante años para captar en redes sociales a todo un ejército de mujeres para convertirlas con éxito en sus esclavas, en el sentido más amplio del término.

El libro no escatima en detalles para acercanos sin ambages a todas las tropelerías a las que el gurú fue sometiendo al grupo al que llevaba como ganado de aquí para allá durante los agónicos años que duró el rapto mental y físico de Patricia. Y también, en paralelo, de las labores de su familia para conseguir traerla de vuelta.

A diferencia de "Homicidio de un enfermo", la historia "acaba" bien para Patricia, ya a salvo en España con su hija, recuperándose lentamente de sus heridas físicas y, sobre todo, mentales, junto con quienes la quieren incondicionalmente. Pero "acabar" es un decir, ya que una integrante del grupo ha continuado enganchada a Félix Steven incluso estando este ya en la cárcel, operando a través de ella. "El chamuco" sigue, pues, tejiendo su letal tela de araña, sigue intentando enredar a su presa más predilecta, y sigue intentando atrapar a cuantas otras puedan caer. Y sigue sin hacerse nada para evitarlo.

Estilísticamente, este libro casi podría ser el guion de una película del estilo de Kalifornia (Dominic Sena, 1993) o The Invitation (Karyn Kusama, 2015). A nivel argumental parece sacado de una película de Bruce Willis de los 90 o alguna más reciente de Liam Nesson: si el plan de Manrique no salió bien no fue precisamente porque los engranajes de las fuerzas policiales o la justicia españolas hicieran lo que se espera de ellos contra este tipo de criminales, sino porque cometió el fatídico error de captar a la persona equivocada, con unos familiares que no iban a detenerse ante nada ni nadie para recuperar a Patricia.

Vanesa Lozano juega magistralmente con la narración en paralelo, en capítulos alternos, de los puntos de vista de la historia de Patricia, distanciada ya mental y físicamente, adentrándose más y más en la boca del lobo, y de su familia, confrontando a un enemigo sin nombre en un entorno desconocido, un contexto demencial de galimatías esotérico-religiosos, y un entramado de redes sociales y de funcionarios incompetentes.

Patricia (y su grupo, pero sobre todo ella y los niños), perdiendo su vida a contrarreloj, cada vez más maltratada y más débil (y, cuando piensas que no se puede torturar más a una persona, el libro no deja de lanzarte a la cara otra propuesta maquiavélica más). Su familia, en la oscuridad, dando un paso para adelante y dos para atrás (y, cuando piensas que no les puede ir peor la cosa, el libro no deja de lanzarte a la cara que existen buitres humanos que huelen la debilidad), avanzando prácticamente a la desesperada, gracias a algún golpe de suerte. Es por esto por lo que "casi podría ser el guion de una película", ya que estos "qué justo que" se verían como "Deus ex machina" baratos en un guion cinematográfico: la realidad no deja de superar a la ficción en sus absurdas sincronías.

Y, cabe resaltarlo en letras gigantes, avanzando también gracias a las antítesis de los hiperburocratizados y negligentes funcionarios españoles en forma de dos policías peruanos vocacionales y comprometidos hasta el punto de jugarse literalmente el pellejo en sus horas libres por liberar a Patricia. Larga vida y prosperidad a Capcha y Huarcaya.

Las dos historias paralelas, Patricia y su familia, se condimentan con pequeños flashbacks de los mismos para, por un lado, explicar mejor dónde se crearon las fallas en las que el gurú metió cuña o las fortalezas mentales que servían de parapeto al tesón de su familia (resaltando de nuevo a la guerrerísima Noelia, prima de Patricia, y a Alberto, padre coraje), y por otro lado para servir de duro contraste entre situaciones pretéritas y actuales, incluso cuando las pasadas ya fueran de tiempos difíciles.

La anheladísima confluencia entre ambas historias se cuenta en el tono de la más adictiva de las novelas policíacas, y el epílogo no puede evitar recordar a cuando, en el momento en que ya crees que el monstruo está bien acabado, levanta una pútrida mano desde su tumba.

Debo confesar que gran parte del libro, más que leerla, la he escuchado locutada por no tener tiempo material para la lectura, teniendo que exprimir momentos de parque con mis pequeños para avanzar en la historia. Así que sobre el trabajo editorial solo puedo comentar que las partes que he leído (y el vistazo en diagonal en general que he echado antes de escribir esto) muestran un resultado de 10, sin erratas detectadas y con un trabajo de formato y aportación de documentación adicional excelente.

Conclusión final
A modo de apunte personal, desde hace un tiempo tengo el honor de compartir con Noelia el grupo de lucha contra el sectarismo RedUNE. Mientras leía/escuchaba el libro (a la vez que cuidaba de mis pequeños), no podía quitarme de encima la angustiosa sensación de la pesadilla que vivieron en vida (y de la que forzosamente no habrá cabido en el libro más que una pequeñísima proporción), hasta el punto de que reconozco que no pude resistir varias veces el impulso de comprobar en el grupo que ahí seguían los mensajes de Noelia, siempre vivaces, enérgicos, optimistas. "Todo está bien ahora, Patri y Naaomi ya están con la mejor compañía", me reconfortaba a mí mismo antes de coger aire para sumergirme de nuevo en el oscuro abismo del relato...

Este es un libro de gente normal viéndose abocada a convertirse en héroes y villanos. Un libro en que cada personaje descubre y muestra de qué pasta está hecho cuando le vienen mal dadas: del cobarde escurrebultismo del pervertido "chamuco" a la resiliencia extrema de Patricia. Del cómodo escurrebultismo del funcionariado español al tesón implacable de la familia Aguilar, que tuvieron que hacer un trabajo que no les competía. Puedo copiar la misma frase que usaba en la reseña de "Homicidio de un enfermo": este libro debería servir para pedir responsabilidades a todos los estamentos disfuncionales (fuerzas de seguridad el estado, administración, sistema judicial) que, desde su posición privilegiada, podrían haber hecho mucho más. O mejor dicho, que podrían haber hecho simplemente algo. Y sin olvidar que todavía hay cosas que pueden y deberían hacer, que este peligro no ha acabado aún. Que Félix Steven aún tiene atrapada a Pamela y a saber a cuántas otras, como la chica del País Vasco de la que a la "justicia" también le faltó tiempo para desentenderse.

Igualmente creo que da una imagen preclara de que este problema no es algo que suceda a tontos, a locos o a ignorantes, pensamiento que no es más que un autoengaño para creernos que "a nosotros no nos puede pasar"; más bien al contrario: las sectas tienden sus trampas buscando a gente capaz, proactiva, bondadosa, intelectualmente inquieta, para exprimirles en toda su valía aprovechándose minuciosamente de alguna vulnerabilidad como las que todos arrastramos a cuestas.

También me veo replicando la frase de que, si de mí dependiera, esta impecable obra de Vanesa Lozano sería de obligada lectura para esos estamentos disfuncionales que tuvieran que lidiar en su trabajo con la supuesta libertad individual. Pero, además, para que todo el mundo pudiera atisbar por esta mirilla literaria cómo se vive en primera persona la captación sectaria y la indefensión suprema en la que se ven envueltos sus víctimas. Y, sobre todo, para evitar que ellos mismos o sus seres queridos acaben siguiendo sus pasos. Como con las pseudoterapias, para cada uno de nosotros hay al menos un tipo de secta que tiene sus redes tendidas a la espera de que pasemos por allí en un momento complicado de nuestras vidas.

He estado tentado de terminar con mis peores deseos para "el chamuco" en la cárcel de Perú, pero no merece siquiera esa atención. Prefiero quedarme con el pensamiento de que, si alguna vez llegara el Apocalipsis, espero que me encuentre bien cerca de Noelia, de Alberto y de Patricia. Ellos ya estuvieron en el Infierno y sobrevivieron a él. Bravo por ellos.

domingo, 12 de abril de 2020

Bebelejías

Con el tema del coronavirus, todos los payasos del circo de las pseudociencias han salido a sus pistas a clamar que su estafa de turno cura el coronavirus y lo que se tercie (y eso cuando al menos admiten que el coronavirus existe y no es una invención gubernamental para el control social u otras prendas). De entre todos los vendehumos están teniendo especial predicación Pàmies y Kalcker, ambos promotores del consumo del MMS (Miracle Mineral Solution), un compuesto altamente tóxico del que se ha escrito mucho, con una historia rocambolesca, y que por el apocalipsis idiota en el que parecemos estar viviendo, hace que en pleno 2020 lleve días teniendo que recordar a la gente que beber lejía no es una buena idea.

Como quiera que hay gente que no sabe que no solo existe "la" lejía (el hipoclorito de sodio), sino una variedad enorme de ellas, vamos a hacer una traducción del estupendo resumen que de ellas hace la sección "Tipos de lejías" de la página inglesa de la wikipedia sobre lejías.

Antes de eso, probablemente sea importante recordar (o explicar para quien lo desconozca) que una lejía es, en definitiva, el nombre que reciben sustancias útiles para blanquear y desinfectar. El nombre "lejía" proviene, según esta entrada, del latín "lixiva", que a su vez procede de "lixa", un agua caliente mezclada con cenizas empleadas en las lavanderías romanas para blanquear. Se le llamaba también "agua lixiva", de donde procede el término.

Más claro queda quizá en inglés, donde el término "lejía", "bleach", significa "blanqueador".

Sin más, vamos a por las:

Clases de lejías
La mayoría de las lejías industriales y domésticas pertenecen a tres clases amplias:



-Lejías basadas en cloro, cuyo agente activo es el cloro, generalmente por la descomposición de algún compuesto de cloro como el hipoclorito o la cloramina.
-Lejías basadas en peróxidos, cuyo agente activo es el oxígeno, casi siempre por la descomposición de un compuesto de peróxido como el peróxido de hidrógeno.
-Lejías basadas en dióxidos de azufre, cuyo agente activo es el dióxido de azufre, posiblemente por la descomposición de algunos aniones de azufre.



Lejías con base de cloro

Las lejías basadas en cloro se encuentran en muchos productos domésticos "blanqueadores", así como en productos especializados para hospitales, salud pública, cloración del agua y procesos industriales.



El grado de las lejías basadas en cloro a menudo se expresa como porcentaje de cloro activo. Un gramo de blanqueador con cloro 100% activo tiene el mismo poder de blanqueo que un gramo de cloro elemental.



Las lejías basadas en cloro más comunes son:


  • Hipoclorito de sodio (NaClO), generalmente como una solución al 3–6% en agua, generalmente llamado "lejía líquida" o simplemente "lejía". Históricamente llamado "agua de Javel". Se utiliza en muchos hogares para blanquear la ropa, desinfectar superficies duras en cocinas y baños, tratar el agua para beber y mantener las piscinas libres de agentes infecciosos.
  • Lejía en polvo (anteriormente conocido como "cal clorada"), generalmente una mezcla de hipoclorito de calcio (Ca(ClO)2), hidróxido de calcio (cal, Ca(OH)2y cloruro de calcio (CaCl2)en cantidades variables. Se vende como un polvo blanco o en tabletas, se usa en muchas de las mismas aplicaciones que el hipoclorito de sodio, pero es más estable y contiene más cloro disponible.
  • Gas de cloro (Cl2). Se utiliza como desinfectante en el tratamiento del agua, especialmente para potabilizarla y en grandes piscinas públicas. Se usó ampliamente para blanquear la pulpa de madera, pero este uso ha disminuido significativamente debido a preocupaciones ambientales.
  • Dióxido de cloro (ClO2). Este gas inestable se genera in situ o se almacena como soluciones acuosas diluidas. Encuentra aplicaciones a gran escala para el blanqueo de pulpa de madera, grasas y aceites, celulosa, harina, textiles, cera de abejas, piel y en varias otras industrias.

Otros ejemplos de blanqueadores a base de cloro, utilizados principalmente como desinfectantes, son la monocloramina, la halazona y el dicloroisocianurato de sodio.



Lejías basadas en peróxidos

Los blanqueadores a base de peróxido se caracterizan por el grupo químico de peróxido, a saber, dos átomos de oxígeno conectados por un solo enlace, (–O–O–). Este enlace se rompe fácilmente, dando lugar a especies de oxígeno muy reactivas, que son los agentes activos del blanqueador.



Los principales productos de esta clase son:


  • Peróxido de hidrógeno propiamente dicho (H2O2)Se usa, por ejemplo, para blanquear la pulpa de madera y el cabello o para preparar otros agentes blanqueadores como los perboratos, percarbonatos, perácidos, etc.
  • Percarbonato de sodio (Na2H3CO6), un aducto de peróxido de hidrógeno y carbonato de sodio ("ceniza de sosa" o "sosa de lavado"Na2CO3). Disuelto en agua, produce una solución de los dos productos, que combina la acción desengrasante del carbonato con la acción blanqueadora del peróxido.
  • Perborato de sodio (Na2H4B2O8). Disuelto en agua, forma algo de peróxido de hidrógeno, pero también el anión perborato (B(OOH)(OH)3-) que puede realizar la oxidación nucleofílica.
  • Ácido peracético (peroxoacético) (H3CC(O)OOH). Generado in situ por algunos detergentes para ropa, y también comercializado para su uso como desinfectante industrial y agrícola y tratamiento de aguas.
  • Peróxido de benzoilo ((C6H5COO)2). Se usa en medicamentos tópicos para el acné y para blanquear la harina. 
  • Ozono (O3). Si bien no es propiamente dicho un peróxido, su mecanismo de acción es similar. Se utiliza en la fabricación de productos de papel, especialmente papel de periódico y papel Kraft blanco.
  • Persulfato de potasio (K2S2O8) y otras sales de persulfato. Junto con el persulfato de amonio y sodio, son comunes en los productos para aclarar el cabello.
  • Sales de permanganato como el permanganato de potasio (KMnO4).
En la industria alimentaria, otros productos oxidantes como los bromatos se usan como blanqueadores de harina y agentes de maduración.



Lejías reductoras

El ditionito de sodio (también conocido como hidrosulfito de sodio) es uno de los agentes blanqueadores reductores más importantes. Es un polvo cristalino blanco con un olor sulfuroso débil. Se puede obtener haciendo reaccionar bisulfito de sodio con zinc



2 NaHSO3 + Zn → Na2S2O4 + Zn(OH)2



Se utiliza como tal en algunos procesos de tintura industrial para eliminar el exceso de tinte, óxido residual y pigmentos no deseados y para blanquear la pulpa de madera.



La reacción de ditionito de sodio con formaldehído produce Rongalita,



Na2S2O4 + 2 CH2O + H2O → NaHOCH2SO3 + NaHOCH2SO2



que se usa para blanquear pulpa de madera, algodón, lana, cuero y arcilla.




En definitiva, todo lo que esta gente está consiguiendo es que un montón de incautos pasen por caja (pagando ingresos por publicidad en vídeos, incrementando la base de usuarios de estos charlatanes, o directamente haciéndoles ingresos por donaciones o compras de estos productos o a compañías con los que tienen tratos para su venta) y, encima, beban lejía.

No hay ningún beneficio reconocido a beber lejía. El MMS y derivados se han probado en ensayos clínicos por si pudieran resultar un medicamento apropiado para enfermedades degenerativas sin solución actual (ensayos a la desesperada). Se ha descartado su uso finalmente debido a la alta toxicidad del compuesto sin contraprestaciones beneficiosas (no es una gran sorpresa, por otro lado). Así pues, lo que se consigue al beber lejía, pues os lo podéis imaginar. En solo un par de días he recopilado historias como esta sin buscarlas siquiera:







Detrás de la lógica de esta gente, imagino que estará que si la lejía mata gérmenes fuera, pues también desinfectará por dentro si te la bebes. si bebes Fairy, adelgazarás. Para marearles, los charlatanes usan estudios donde se habla de su mencionado uso como potabilizador de aguas (sin explicar que, en ese uso, el cloro se evapora a los pocos minutos y el consumidor final no lo consume) o como lejía alimentaria (sin explicar que, en ese uso, se pide al consumidor que aclare o pele la comida antes de su consumo).

El daño que produce se puede ver en las fichas técnicas de seguridad de los diversos productos. Aquí dejo la del clorito sódico y la del dióxido de cloro. Como quiera que se propone repugnantemente como supuesta cura del autismo por entenderla causada por parásitos intestinales o por intoxicación de metales pesados (a la vez, esta gente no se despeina con sus incongruencias) y que es capaz de tratar ambos dos problemas con ese mismo producto (lo de "milagroso" no es por nada, es el bálsamo de Fierabrás del siglo XXI), llegamos a encontrar casos donde no solo es que se lo hagan beber a niños autistas (con los problemas indicados anteriormente), sino que además se los meten como enemas, destruyéndoles la flora intestinal y llegando al punto de hacerles defecar incluso trozos de sus propios intestinos desgarrados, que para más inri toman por los famosos parásitos, lo cual les motiva a seguir envenenando a sus hijos (con tan buen corazón como mal tino para elegir las fuentes de información en una situación de alta vulnerabilidad, y sin que las autoridades sanitarias estén protegiéndoles convenientemente de estos traficantes del sufrimiento ajeno).

En resumen: Año 2020. La era de la información. El futuro. No bebáis lejía.