domingo, 12 de abril de 2020

Bebelejías

Con el tema del coronavirus, todos los payasos del circo de las pseudociencias han salido a sus pistas a clamar que su estafa de turno cura el coronavirus y lo que se tercie (y eso cuando al menos admiten que el coronavirus existe y no es una invención gubernamental para el control social u otras prendas). De entre todos los vendehumos están teniendo especial predicación Pàmies y Kalcker, ambos promotores del consumo del MMS (Miracle Mineral Solution), un compuesto altamente tóxico del que se ha escrito mucho, con una historia rocambolesca, y que por el apocalipsis idiota en el que parecemos estar viviendo, hace que en pleno 2020 lleve días teniendo que recordar a la gente que beber lejía no es una buena idea.

Como quiera que hay gente que no sabe que no solo existe "la" lejía (el hipoclorito de sodio), sino una variedad enorme de ellas, vamos a hacer una traducción del estupendo resumen que de ellas hace la sección "Tipos de lejías" de la página inglesa de la wikipedia sobre lejías.

Antes de eso, probablemente sea importante recordar (o explicar para quien lo desconozca) que una lejía es, en definitiva, el nombre que reciben sustancias útiles para blanquear y desinfectar. El nombre "lejía" proviene, según esta entrada, del latín "lixiva", que a su vez procede de "lixa", un agua caliente mezclada con cenizas empleadas en las lavanderías romanas para blanquear. Se le llamaba también "agua lixiva", de donde procede el término.

Más claro queda quizá en inglés, donde el término "lejía", "bleach", significa "blanqueador".

Sin más, vamos a por las:

Clases de lejías
La mayoría de las lejías industriales y domésticas pertenecen a tres clases amplias:



-Lejías basadas en cloro, cuyo agente activo es el cloro, generalmente por la descomposición de algún compuesto de cloro como el hipoclorito o la cloramina.
-Lejías basadas en peróxidos, cuyo agente activo es el oxígeno, casi siempre por la descomposición de un compuesto de peróxido como el peróxido de hidrógeno.
-Lejías basadas en dióxidos de azufre, cuyo agente activo es el dióxido de azufre, posiblemente por la descomposición de algunos aniones de azufre.



Lejías con base de cloro

Las lejías basadas en cloro se encuentran en muchos productos domésticos "blanqueadores", así como en productos especializados para hospitales, salud pública, cloración del agua y procesos industriales.



El grado de las lejías basadas en cloro a menudo se expresa como porcentaje de cloro activo. Un gramo de blanqueador con cloro 100% activo tiene el mismo poder de blanqueo que un gramo de cloro elemental.



Las lejías basadas en cloro más comunes son:


  • Hipoclorito de sodio (NaClO), generalmente como una solución al 3–6% en agua, generalmente llamado "lejía líquida" o simplemente "lejía". Históricamente llamado "agua de Javel". Se utiliza en muchos hogares para blanquear la ropa, desinfectar superficies duras en cocinas y baños, tratar el agua para beber y mantener las piscinas libres de agentes infecciosos.
  • Lejía en polvo (anteriormente conocido como "cal clorada"), generalmente una mezcla de hipoclorito de calcio (Ca(ClO)2), hidróxido de calcio (cal, Ca(OH)2y cloruro de calcio (CaCl2)en cantidades variables. Se vende como un polvo blanco o en tabletas, se usa en muchas de las mismas aplicaciones que el hipoclorito de sodio, pero es más estable y contiene más cloro disponible.
  • Gas de cloro (Cl2). Se utiliza como desinfectante en el tratamiento del agua, especialmente para potabilizarla y en grandes piscinas públicas. Se usó ampliamente para blanquear la pulpa de madera, pero este uso ha disminuido significativamente debido a preocupaciones ambientales.
  • Dióxido de cloro (ClO2). Este gas inestable se genera in situ o se almacena como soluciones acuosas diluidas. Encuentra aplicaciones a gran escala para el blanqueo de pulpa de madera, grasas y aceites, celulosa, harina, textiles, cera de abejas, piel y en varias otras industrias.

Otros ejemplos de blanqueadores a base de cloro, utilizados principalmente como desinfectantes, son la monocloramina, la halazona y el dicloroisocianurato de sodio.



Lejías basadas en peróxidos

Los blanqueadores a base de peróxido se caracterizan por el grupo químico de peróxido, a saber, dos átomos de oxígeno conectados por un solo enlace, (–O–O–). Este enlace se rompe fácilmente, dando lugar a especies de oxígeno muy reactivas, que son los agentes activos del blanqueador.



Los principales productos de esta clase son:


  • Peróxido de hidrógeno propiamente dicho (H2O2)Se usa, por ejemplo, para blanquear la pulpa de madera y el cabello o para preparar otros agentes blanqueadores como los perboratos, percarbonatos, perácidos, etc.
  • Percarbonato de sodio (Na2H3CO6), un aducto de peróxido de hidrógeno y carbonato de sodio ("ceniza de sosa" o "sosa de lavado"Na2CO3). Disuelto en agua, produce una solución de los dos productos, que combina la acción desengrasante del carbonato con la acción blanqueadora del peróxido.
  • Perborato de sodio (Na2H4B2O8). Disuelto en agua, forma algo de peróxido de hidrógeno, pero también el anión perborato (B(OOH)(OH)3-) que puede realizar la oxidación nucleofílica.
  • Ácido peracético (peroxoacético) (H3CC(O)OOH). Generado in situ por algunos detergentes para ropa, y también comercializado para su uso como desinfectante industrial y agrícola y tratamiento de aguas.
  • Peróxido de benzoilo ((C6H5COO)2). Se usa en medicamentos tópicos para el acné y para blanquear la harina. 
  • Ozono (O3). Si bien no es propiamente dicho un peróxido, su mecanismo de acción es similar. Se utiliza en la fabricación de productos de papel, especialmente papel de periódico y papel Kraft blanco.
  • Persulfato de potasio (K2S2O8) y otras sales de persulfato. Junto con el persulfato de amonio y sodio, son comunes en los productos para aclarar el cabello.
  • Sales de permanganato como el permanganato de potasio (KMnO4).
En la industria alimentaria, otros productos oxidantes como los bromatos se usan como blanqueadores de harina y agentes de maduración.



Lejías reductoras

El ditionito de sodio (también conocido como hidrosulfito de sodio) es uno de los agentes blanqueadores reductores más importantes. Es un polvo cristalino blanco con un olor sulfuroso débil. Se puede obtener haciendo reaccionar bisulfito de sodio con zinc



2 NaHSO3 + Zn → Na2S2O4 + Zn(OH)2



Se utiliza como tal en algunos procesos de tintura industrial para eliminar el exceso de tinte, óxido residual y pigmentos no deseados y para blanquear la pulpa de madera.



La reacción de ditionito de sodio con formaldehído produce Rongalita,



Na2S2O4 + 2 CH2O + H2O → NaHOCH2SO3 + NaHOCH2SO2



que se usa para blanquear pulpa de madera, algodón, lana, cuero y arcilla.




En definitiva, todo lo que esta gente está consiguiendo es que un montón de incautos pasen por caja (pagando ingresos por publicidad en vídeos, incrementando la base de usuarios de estos charlatanes, o directamente haciéndoles ingresos por donaciones o compras de estos productos o a compañías con los que tienen tratos para su venta) y, encima, beban lejía.

No hay ningún beneficio reconocido a beber lejía. El MMS y derivados se han probado en ensayos clínicos por si pudieran resultar un medicamento apropiado para enfermedades degenerativas sin solución actual (ensayos a la desesperada). Se ha descartado su uso finalmente debido a la alta toxicidad del compuesto sin contraprestaciones beneficiosas (no es una gran sorpresa, por otro lado). Así pues, lo que se consigue al beber lejía, pues os lo podéis imaginar. En solo un par de días he recopilado historias como esta sin buscarlas siquiera:







Detrás de la lógica de esta gente, imagino que estará que si la lejía mata gérmenes fuera, pues también desinfectará por dentro si te la bebes. si bebes Fairy, adelgazarás. Para marearles, los charlatanes usan estudios donde se habla de su mencionado uso como potabilizador de aguas (sin explicar que, en ese uso, el cloro se evapora a los pocos minutos y el consumidor final no lo consume) o como lejía alimentaria (sin explicar que, en ese uso, se pide al consumidor que aclare o pele la comida antes de su consumo).

El daño que produce se puede ver en las fichas técnicas de seguridad de los diversos productos. Aquí dejo la del clorito sódico y la del dióxido de cloro. Como quiera que se propone repugnantemente como supuesta cura del autismo por entenderla causada por parásitos intestinales o por intoxicación de metales pesados (a la vez, esta gente no se despeina con sus incongruencias) y que es capaz de tratar ambos dos problemas con ese mismo producto (lo de "milagroso" no es por nada, es el bálsamo de Fierabrás del siglo XXI), llegamos a encontrar casos donde no solo es que se lo hagan beber a niños autistas (con los problemas indicados anteriormente), sino que además se los meten como enemas, destruyéndoles la flora intestinal y llegando al punto de hacerles defecar incluso trozos de sus propios intestinos desgarrados, que para más inri toman por los famosos parásitos, lo cual les motiva a seguir envenenando a sus hijos (con tan buen corazón como mal tino para elegir las fuentes de información en una situación de alta vulnerabilidad, y sin que las autoridades sanitarias estén protegiéndoles convenientemente de estos traficantes del sufrimiento ajeno).

En resumen: Año 2020. La era de la información. El futuro. No bebáis lejía.