lunes, 5 de abril de 2021

Reseña de "Risas al punto de sal", de Raquel Sastre


Ficha técnica

Título: Risas al punto de sal
Autor: Raquel Sastre
Editorial: Planeta
Año: 2021

Sinopsis
¿Qué hace una cómica, cuyo oficio es hacer reír a la gente, cuando llega a casa y debe conseguir que su hija con trastorno autista simplemente la mire? La humorista Raquel Sastre narra en este libro tremendamente emotivo su experiencia como madre de Emma, diagnosticada al año y medio con síndrome de Phelan-McDermid, una enfermedad genética que causa discapacidad intelectual y ausencia de lenguaje.

Risas al punto de sal es un relato confesional exento de dramatismo sobre cómo afrontar la adversidad desde el momento en que conoces que tu hija padece una enfermedad que la volverá dependiente para siempre y cómo el humor se vuelve una herramienta indispensable para sobrevivir a la nueva realidad. Una historia de esperanza que rebosa vitalismo y un ejercicio de valentía que reivindica la importancia de la atención temprana, gracias a la cual Emma puede hoy comunicarse y mirar a los ojos.

Impresiones
Narrativamente, "Risas al punto de sal" cuenta, en primera persona y sin paños calientes, las vivencias de la propia Raquel al enfrentarse a uno de los peores trances por los que se puede pasar en la vida: ser de Murcia. Esta es una broma similar a las muchas con las que Raquel salpica el libro contando su experiencia como persona, como profesional, como pareja y como familia, en la crianza de una niña cuyos comportamientos extraños desembocaron en un diagnóstico del terrible Phelan McDermid.

A lo largo del libro, Raquel nos va desgranando en qué consiste este síndrome y cómo puso patas arriba tanto su vida como la de su pareja y sus otros dos hijos. También nos explica, con una enorme profusión de ejemplos y muchos chistes de calidad incuestionable, en qué consiste tener autismo. Da pinceladas sobre cómo se puede intentar sobrellevar de alguna forma, individualmente y como pareja, este tipo de diagnósticos. Aporta algunos consejos de crianza (que, como padre de dos monos, puedo agregar que no se restringen a autistas), recuerda la normalización de los días buenos y los días malos, y lo fácil que puede trasmutarse uno en otro, y hasta da una pista sobre un nicho de negocio que, doy fe, hace falta: un buscador de restaurantes adaptados a las distintas condiciones y necesidades de autistas con padres desesperados.

El capítulo que hace que esta reseña cuadre en este blog es el sexto, "Charlatanes de feria", donde Raquel cuenta la peligrosidad del bombardeo que los vendedores de serpiente modernos suponen para padres que están pasando por momentos muy vulnerables de sus vidas, y cómo pueden repercutir de forma incluso fatal en el devenir de la salud de sus hijos (y, esto, es válido de nuevo para multitud de otros casos).

Pero si de algo trata el libro es en el hincapié en la importancia fundamental de la Atención Temprana y el apoyo a la Sanidad Pública.

Estilísticamente, Raquel usa un estilo muy directo, sin pomposidades innecesarias. El estilo que, por otro lado, esperas en alguien que no tiene ni un ápice de energía que desperdiciar en florituras. Un libro muy ameno que se lee de un tirón. El único exceso que se permite es el ya mencionado salpicado de chistes. Probablemente algunos pensarán que hay que ser más cauto con los excesos.

La presentación de los capítulos no es cronológica, sino por bloques semánticos, y vamos saltando entre las muy diversas facetas desde las que se trata sus conocimientos y vivencias, reflejo en cierto modo del caos que permea su existencia desde la llegada del diagnóstico de Emma a su vida.

La edición está muy cuidada y cuenta con un montón de pequeños elementos gráficos que le otorgan una cierta estética de libro infantil, muy simpático, que probablemente ayude a descomprimir un contenido a veces muy duro.

Conclusión final
He acabado con dolor de nariz leyendo el libro. Lo entenderéis cuando lo leáis. (Se pasa pronto, no os preocupéis). Y con dolor de alma. Ese no sé cuándo se me llegará a pasar. Entre tanto, solo puedo aplicar sus propios preceptos y pensar que, al menos, el problema de Emma suele conllevar que no entienda bien el contexto humorístico de las frases. Eso, en casa de Raquel, debe de ser lo más parecido a tener el casco de Magneto para protegerse de las intromisiones de Charles Xavier.

Es un libro imprescindible. Ya no para padres con niños con problemas del tipo que sea, sino para todo el mundo en general, ya que explica magistralmente muchos aspectos que la sociedad en su conjunto tiene muy mal entendidos sobre la Condición del Espectro Autista, y te acerca a qué ocurre con la investigación de una enfermedad rara con nombre de musa de los Coen (y de ahí no me bajáis).

Ya estáis tardando en leerlo. No sé qué hacéis aún leyendo esto. ¡Venga! ¡Venga! ¡Ale! ¡Shoo! ¡Shoo!