Cuando me dedicaba a la programación, mis programas siempre funcionaban bien. Al menos, hasta que los probaba otra persona. Porque cuando los probaba yo, solía introducir datos que sabía que iban a ir bien. Si el programa consistía en coger tres números y sumarlos, yo metía tres números monísimos y aquello los sumaba. Otro usuario metía, a lo mejor, un signo de interrogación en vez de un número, y entonces mi programa se iba a la porra, allí no se sumaba nada y daba un error catastrófico. Pero yo seguía con mis pruebas benévolas, y mis programas ¡funcionaban!
Lo que yo hacía se llama falacia de supresión de pruebas (o cherry picking): mi programa funcionaba porque estaba olvidándome de todas las pruebas en las que otros usuarios hicieron que fallase. Para mis valores funcionaba, y entonces el programa era bueno.
El sesgo de confirmación es un ejemplo de este tipo de falacia. Creo que todos somos víctimas en algún momento de este tipo de sesgo. Consiste en recordar sólo aquellos casos en los que nuestra creencia se ve confirmada. De esa forma, deducimos que la creencia es cierta, olvidándonos de todos aquellos casos que no hemos tenido en cuenta.
Por ejemplo, imagina una enfermera en un hospital. Una noche cualquiera nacen once niños y alguien comenta: "caramba, ¡cuántos niños!", y asienten y ya. Dos días después, es noche de luna llena. Nacen nueve niños. "Caramba, ¡cuántos niños!". Y alguien dirá: "En luna llena siempre nacen más niños". Y nadie recordará que dos días antes nacieron más niños que en la luna llena, porque el sesgo de confirmación se centrará en los que nacieron en luna llena, y la enfermera se irá a casa con el convencimiento de que en luna llena nacen más niños. En el libro de Thomas Gilovich "Cómo sabemos que no es así" se habla del caso de los bebés en luna llena y de los estudios que se han hecho, que han confirmado que no, no nacen más bebés en luna llena. Os recomiendo el libro encarecidamente, es oro puro. También se trata el tema en muchos artículos como éste.
Otro ejemplo es un compañero de trabajo. Afirma, bromeando, que tiene el superpoder de mirar el reloj cuando son las 13:13, las 14:14, las 15:15, etc. Lleva un mes trabajando con nosotros y, ciertamente, en dos ocasiones miró el reloj e hizo la observación. Pero no contó cuántas veces había mirado el reloj esos días y no halló ese tipo de hora en absoluto. Las que cuentan para él son las que sí acertó, y para él seguirá teniendo ese superpoder mientras, al menos una vez en el próximo año, descubra ese tipo de hora cuando mire el reloj.
Otros ejemplos archiconocidos que hacen a la gente creer en la telepatía es el famoso: "Soñé contigo y ahí estás, qué casualidad", o "estaba pensando en ti y justo llamas". Todos estos son sesgos de confirmación, porque probablemente has soñado más veces o has pensado más veces en esa persona y no apareció ni llamó, pero el día que lo hace, ¡milagro! A las personas nos cuesta mucho creer que las casualidades existen (por eso se llaman así). Pero a lo largo de días y días, lo extraño sería que jamás se dieran esas ocurrencias que tan "mágicas" nos parecen. Al final, es estadística y probabilidad.
Otro ejemplo son las pseudoterapias. Uno cree que funcionan porque quizá en algún caso han ido bien. Pero la persona se olvida de que hay muchos otros casos que no han ido bien y que confirman que, como mis programas informáticos, las pseudoterapias son una chapuza.
En esta fase del "curso" deberías empezar a intentar ser consciente de cuándo estás aplicando un sesgo de confirmación. Detectar sesgos es parte del pensamiento racional, y es muy útil a la hora de discernir qué es verdad y qué no lo es, y sobre todo cuándo te están intentando tomar el pelo (una buena pista es darte cuenta de si lo que estás viendo o te están diciendo concuerda con lo que ya pensabas o te gustaría que fuera verdad).
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