domingo, 12 de junio de 2016

Sectas

Afrontémoslo: el concepto de qué es una secta está completamente trasnochado en la sociedad. Algunos individuos, además, distorsionan el problema usando el término a la ligera con un cariz de vituperio a movimientos que le resultan agraviantes por el motivo que sea o para intentar acallar o ningunear sus críticas. Bien por mala fe, bien por ignorancia supina de qué es una secta, no es difícil encontrarse de vez en cuando con un mal uso o abuso del término, que banaliza un problema gravísimo y en franco auge en España a día de hoy. Esta entrada surge como reacción a algunos comentarios leídos tras haber usado el término en esta entrada anterior.

Como se suele decir, el primer paso para corregir un problema es tener conciencia del mismo, así que voy a intentar dar algunas pinceladas sobre qué es y qué no es una secta. Recientemente he publicado aquí y aquí algunas entradas con presentaciones en vídeo sobre el tema que pueden ser de interés. Hay excelentes resúmenes recientes por parte de RedUNE en el campo de sectas educativas aquí, de RIES sobre su historia y evolución aquí, de cómo funcionan algunos de sus mecanismos de reforma del pensamiento por parte del profesor Francisco José Rubia aquí (aunque cada vez más se abogan por prácticas de bombardeo de amor y apoyo incondicional y menos por la amenaza física que él subraya, aplicando el principio de que "se cazan más moscas con miel que con vinagre"). 

El campo de la psicología lleva décadas estudiando el fenómeno del sectarismo. Es evidente que las sectas no son algo que surgió ayer. Un punto importante es saber que el fenómeno está acotado desde el punto de vista académico, y se puede hablar con rigor de qué es una secta y qué no lo es (pese a que los límites puedan ser, en ocasiones, muy difusos). Un estupendo punto de partida para profundizar en el tema es el recomendable libro de la psicóloga (ya fallecida) experta en sectas Margaret Thaler Singer, "Las Sectas: Entre Nosotros", en el que basaré casi toda la entrada, resumiendo mucho para intentar dejar claros algunos conceptos.

Ante todo, aclararé que me refiero a "secta destructiva" cuando hable genéricamente de "sectas", dado que una "secta" es sólo una escisión (de ahí viene el "sectar", cortar) de un movimiento social preexistente, sin ser necesariamente dañino. En el ámbito coloquial, creo que todos connotamos mentalmente de "nociva" la palabra, pero creo necesario explicitarlo.

Vamos a empezar por lo fácil.

Qué no es una secta:
Uno no "decide" qué es o no una secta.

Un grupo que nos cae mal no es necesariamente una secta. Un grupo donde se controla exhaustivamente el comportamiento de sus miembros no es necesariamente una secta. Un grupo donde se modifica la forma de pensar de sus miembros no es necesariamente una secta. Un grupo no es necesariamente una secta por tener más o menos elementos (cuando hablamos de sectas pensamos en fenómenos grupales, pero puede ser algo tan pequeño como un líder y un adepto y algo tan grande como una asociación con millones de seguidores). La oficialidad o no de un grupo no lo integra ni excluye necesariamente como secta. La clandestinidad o no de un grupo no lo integra ni excluye necesariamente como secta. La religiosidad o no de un grupo no lo integra ni excluye necesariamente como secta. La cientificidad de un grupo no lo integra ni excluye necesariamente como secta.

Es importante darse cuenta de que hay factores que, aunque creemos que descartan a un movimiento de sectario, no son indicadores fiables. Por ejemplo, el libro del periodista Gaspar Hernández, "No soy de este mundo" (escrito como "testimonio" de dicho periodista sobre la figura y obra del gurú de la Bioneuroemoción, Enric Corbera), es prácticamente un manual perfecto sobre cómo alguien se adentra en una secta de cabeza, al ignorar sus señales de alarma sobre la legitimidad de dicho movimiento con argumentos como "su figura principal no va vestido con una túnica y cantando por ahí". Efectivamente, no estamos en los años 60 y los modelos de secta han evolucionado muchísimo; hoy en día, lo más común es encontrarse con líderes sectarios con una vestimenta completamente "casual", o incluso trajeados, o de "humilde payés". Que una persona tenga aspecto de abuelete inofensivo y sonriente (quizá hasta vaya con un simpático sombrero en sus fotos oficiales), no lo descarta para que no vaya a tratar de inocularte ciertas tendencias de pensamiento (a las que probablemente ya eras proclive) para moverte a actuar para su propio beneficio, sin importarle lo más mínimo tu destino.

Qué es una secta:
Al hablar de sectas (destructivas) hablamos de grupos sociales mimetizados (se hacen pasar a los no adeptos por algo distinto a lo que son en realidad) y peligrosos para sus seguidores. Académicamente, más que de grupos sectarios, sería más apropiado hablar de comportamientos de tipo sectario, si bien es cierto que hay grupos que, desde su propia concepción, están diseñados para potenciar ese tipo de comportamientos de manipulación.

Aquí hay un repaso interesante al tipo de comportamientos a los que me refiero. No están todos los que son, pero son todos los que están y dan una pista de a lo que se ha de prestar atención en este terreno.

Como decíamos antes, las estructuras sectarias han variado muchísimo a lo largo de estas décadas. Ésta es una serie de ítems que se espera que cumpla una secta, digamos, "clásica":
  • Los líderes se autodesignan. Son persuasivos y carismáticos, decididos y dominantes. Persuaden a los adeptos para que dejen a sus familias y amigos.
  • Los líderes dicen ofrecer algo nuevo que constituye el único medio de solucionar los problemas de la vida o los males del mundo. Los no miembros son considerados seres inferiores.
  • Tienen estructura autoritaria y un sistema ético doble: se insta a los miembros a ser sinceros y confesar todo al líder, y a que engañen a los no miembros.
  • Las sectas controlan el comportamiento de los miembros: cada vez les exigen más tiempo y energía, más dinero y recursos, Dictan cómo se visten, qué comen, en qué trabajan, cuándo duermen y se bañan, qué pensar y decir…
  • El líder tiene planes ocultos para los miembros que estos desconocen cuando se incorporan a la secta. 

Más o menos, es la representación que en el inconsciente colectivo tenemos todos en la mente cuando pensamos en sectas: un grupo de gente rara que acaba en una casa perdida en la montaña, con cánticos alrededor de un señor vestido con túnica y que acaban suicidándose en masa.

Los tiempos han cambiado, y las sectas con ellos. ¿Para qué "atar" a los adeptos cuando es mejor que difundan abiertamente sus creencias? ¿Qué necesidad hay de enfrentarse a ciertas leyes cuando es muy fácil camuflarse de un negocio aparentemente legal bajo un "instituto", una "asociación" y organismos similares? Desde luego, es más difícil adquirir y mantener el control de ese grupo de gente si no los puedes tener tan cerca, pero con las nuevas tecnologías, tener virtualmente cerca (vía vídeos, libros, cursos, talleres, etc., que a la par provee de una fuente de pingües beneficios) a un adepto es realmente más fácil que nunca (y tiene una logística mucho menos compleja).

Atendamos a estos modelos modernos de sectarismo, que se conocen como "Programas de Entrenamiento para la Concienciación de Grupos Grandes". Aquí hay un ejemplo de aplicación a un movimiento sospechoso en el que se puede concluir sin duda que pertenece a esta clasificación, y cuya lectura detenida recomiendo para incidir en que la catalogación de un movimiento como sectario no es en absoluto arbitraria. Se puede observar que hay varios enfoques académicos, cuyos criterios a menudo se solapan y complementan para tratar áreas distintas del fenómeno.

De nuevo, es bastante extensivo pero no están todos los matices que se pueden encontrar en el fenómeno. Vuelvo a redirigir a quien tenga interés en el tema al libro de Thaler.

Desde mi perspectiva y opinión personal, un factor clave a la hora de saber si un movimiento es proclive de tener o no un carácter sectario es comprobar cómo se enfrenta a las críticas: ¿Las reprime?  ¿Las ignora? ¿Las recibe y trata de rebatirlas con argumentos? ¿Las acepta?

Llevo unos pocos años colaborando con RedUNE (Red de prevención del sectarismo y abuso de la debilidad), un grupo de ayuda mutua de profesionales del tema y víctimas de estos movimientos y que, por cierto, también tiene una buena guía práctica sobre lo imprescindible que hay que conocer del fenómeno sectario (aunque haya que trabajar más el apartado estético). Prácticamente todos los movimientos sectarios que he visto en este tiempo toleran fatal que se les señale con el dedo; tratan de hacer como que la crítica no ocurre, o salen al paso con excusas bastante ridículas (caso real: "dicen que somos una secta, pero eso obviamente no es así"), y no admiten de forma alguna la disensión interna en el grupo. Cualquier oposición se tilda rápido de "nueva inquisición" (se quema poco estos días, es la apreciación que siempre hacemos los que movilizamos esas críticas argumentando y aportando información) y se suele buscar un ataque ad hominem, un hombre de paja o cualquier otra falacia similar para intentar desprestigiar la fuente de la disidencia.

Algo que también da pistas sobre si un movimiento tiene tintes sectarios o no es la comprobación de si sus seguidores, de forma acrítica y como papagayos, repiten algunas premisas clave de la figura que actúa como líder del grupo (figura, como habréis leído en el documento de aplicación anterior, autodesignada e indiscutible por el grupo como autoridad en la materia de la corriente de turno). Si el "líder" dice hoy que "1+1=1", mañana encontrarás a varios seguidores repitiéndolo (como ya imaginaréis, el ejemplo está basado en hechos reales). Los movimientos sectarios practican a menudo el "no pienses tú, ya pienso yo por ti". Aluden en ocasiones a abandonar la racionalidad en pro de lo emocional, a no juzgar, a asumir incondicionalmente cualquier evento, a buscar en uno mismo la causa de cualquier descontento... todo lo cual va muy bien para que no miren al gurú mientras éste le levanta la cartera con total tranquilidad.

Hay bastantes otros factores que me parecen relevantes, como la tendencia a la polarización, en la que rápidamente surgen "los otros", los "aborregados", la "masa no iluminada"; el alienamiento del individuo mediante la presentación de "una verdad superior" que le irá motivando poco a poco a modificar su estilo de vida, sus fuentes de referencia de información, sus amistades y aún a separarse de su familia (en general, de cualquier a quienes se considere una "interferencia" en su proceso de "iluminación", o el gurú considere un obstáculo entre él y la cartera de su adepto); la dialéctica de estos grupos busca modificar el comportamiento de sus adeptos manipulando el significado de las palabras (por ejemplo, podría usar el término "secta" para designar a sus opositores, sin ir más lejos), utilizando coercitivamente sus argumentos ("si haces esto, te irá mal; si no haces esto, sufrirás enormemente").

Es necesario desterrar la idea de que una secta es algo "espiritual": hay sectas de todo calibre y para todos los gustos; desde sectas de boxeo hasta sectas de filatélicos, desde sectas de psicólogos (que siempre me causa desazón, dado que en teoría deberían ser los mejores preparados para detectar manipulaciones mentales) hasta sectas cientifistas, desde sectas que usan como tapadera el coaching (o el yoga, o el mindfulness o cualquier otra moda), hasta las pseudoterapéuticas; desde sectas que buscan primordialmente a analfabetos hasta otras que se aprovechan exclusivamente de universitarios. En estos años he visto adeptos que son psicólogos, profesores de Universidad, fisioterapeutas, hasta catedráticos en sus facultades; esto no va de inteligencia o conocimientos o preparación crítica. Todos encajaríamos en algún momento de nuestra vida en una secta con total certeza, y todos tenemos en algún momento las vulnerabilidades necesarias para caer en ellas (o acercarnos a ellas de motu proprio). Por ello hay que mantenerse en guardia y desterrar esa falsa sensación de seguridad de "a mí no me podría pasar", que es la peor de las seguridades que se puede tener; más vale saberse falibles y estar atentos.

En general, y para concluir, en ocasiones es difícil trazar una raya sobre dónde hay un grupo de manipulación coercitiva y dónde hay una organización legítima. Incluso dentro de grupos legítimos podría haber camarillas sectarias; la frontera es a veces difusa y, precisamente por eso, hay que tratar con todo el rigor posible el etiquetado de un movimiento como "sectario". Siempre que se quieran hacer las cosas bien, por supuesto: otra historia es cuando, simplemente, se es un "cuñado" que sólo busca hacer daño. En ese caso, ahora el lector ya debería estar en condiciones de preguntarle a quien lo proponga: «disculpe, ¿de qué manera cumple este grupo los "ocho temas de Lifton"?»

P.D.: Me dejaba un pequeño detalle... el caer en una secta destructiva puede llegar a matarte.

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