lunes, 5 de abril de 2021

Reseña de "Risas al punto de sal", de Raquel Sastre


Ficha técnica

Título: Risas al punto de sal
Autor: Raquel Sastre
Editorial: Planeta
Año: 2021

Sinopsis
¿Qué hace una cómica, cuyo oficio es hacer reír a la gente, cuando llega a casa y debe conseguir que su hija con trastorno autista simplemente la mire? La humorista Raquel Sastre narra en este libro tremendamente emotivo su experiencia como madre de Emma, diagnosticada al año y medio con síndrome de Phelan-McDermid, una enfermedad genética que causa discapacidad intelectual y ausencia de lenguaje.

Risas al punto de sal es un relato confesional exento de dramatismo sobre cómo afrontar la adversidad desde el momento en que conoces que tu hija padece una enfermedad que la volverá dependiente para siempre y cómo el humor se vuelve una herramienta indispensable para sobrevivir a la nueva realidad. Una historia de esperanza que rebosa vitalismo y un ejercicio de valentía que reivindica la importancia de la atención temprana, gracias a la cual Emma puede hoy comunicarse y mirar a los ojos.

Impresiones
Narrativamente, "Risas al punto de sal" cuenta, en primera persona y sin paños calientes, las vivencias de la propia Raquel al enfrentarse a uno de los peores trances por los que se puede pasar en la vida: ser de Murcia. Esta es una broma similar a las muchas con las que Raquel salpica el libro contando su experiencia como persona, como profesional, como pareja y como familia, en la crianza de una niña cuyos comportamientos extraños desembocaron en un diagnóstico del terrible Phelan McDermid.

A lo largo del libro, Raquel nos va desgranando en qué consiste este síndrome y cómo puso patas arriba tanto su vida como la de su pareja y sus otros dos hijos. También nos explica, con una enorme profusión de ejemplos y muchos chistes de calidad incuestionable, en qué consiste tener autismo. Da pinceladas sobre cómo se puede intentar sobrellevar de alguna forma, individualmente y como pareja, este tipo de diagnósticos. Aporta algunos consejos de crianza (que, como padre de dos monos, puedo agregar que no se restringen a autistas), recuerda la normalización de los días buenos y los días malos, y lo fácil que puede trasmutarse uno en otro, y hasta da una pista sobre un nicho de negocio que, doy fe, hace falta: un buscador de restaurantes adaptados a las distintas condiciones y necesidades de autistas con padres desesperados.

El capítulo que hace que esta reseña cuadre en este blog es el sexto, "Charlatanes de feria", donde Raquel cuenta la peligrosidad del bombardeo que los vendedores de serpiente modernos suponen para padres que están pasando por momentos muy vulnerables de sus vidas, y cómo pueden repercutir de forma incluso fatal en el devenir de la salud de sus hijos (y, esto, es válido de nuevo para multitud de otros casos).

Pero si de algo trata el libro es en el hincapié en la importancia fundamental de la Atención Temprana y el apoyo a la Sanidad Pública.

Estilísticamente, Raquel usa un estilo muy directo, sin pomposidades innecesarias. El estilo que, por otro lado, esperas en alguien que no tiene ni un ápice de energía que desperdiciar en florituras. Un libro muy ameno que se lee de un tirón. El único exceso que se permite es el ya mencionado salpicado de chistes. Probablemente algunos pensarán que hay que ser más cauto con los excesos.

La presentación de los capítulos no es cronológica, sino por bloques semánticos, y vamos saltando entre las muy diversas facetas desde las que se trata sus conocimientos y vivencias, reflejo en cierto modo del caos que permea su existencia desde la llegada del diagnóstico de Emma a su vida.

La edición está muy cuidada y cuenta con un montón de pequeños elementos gráficos que le otorgan una cierta estética de libro infantil, muy simpático, que probablemente ayude a descomprimir un contenido a veces muy duro.

Conclusión final
He acabado con dolor de nariz leyendo el libro. Lo entenderéis cuando lo leáis. (Se pasa pronto, no os preocupéis). Y con dolor de alma. Ese no sé cuándo se me llegará a pasar. Entre tanto, solo puedo aplicar sus propios preceptos y pensar que, al menos, el problema de Emma suele conllevar que no entienda bien el contexto humorístico de las frases. Eso, en casa de Raquel, debe de ser lo más parecido a tener el casco de Magneto para protegerse de las intromisiones de Charles Xavier.

Es un libro imprescindible. Ya no para padres con niños con problemas del tipo que sea, sino para todo el mundo en general, ya que explica magistralmente muchos aspectos que la sociedad en su conjunto tiene muy mal entendidos sobre la Condición del Espectro Autista, y te acerca a qué ocurre con la investigación de una enfermedad rara con nombre de musa de los Coen (y de ahí no me bajáis).

Ya estáis tardando en leerlo. No sé qué hacéis aún leyendo esto. ¡Venga! ¡Venga! ¡Ale! ¡Shoo! ¡Shoo!

viernes, 27 de noviembre de 2020

Reseña de "Hágase tu voluntad", de Vanesa Lozano



Ficha técnica

Título: Hágase tu voluntad
Autor: Vanesa Lozano
Editorial: SinFicción
Año: 2020

Sinopsis
Patricia Aguilar fue captada con 16 años por una secta sexual a través de internet. A los 18 dejó a su familia en Elche y viajó a Perú para convertirse en una de las esposas del Príncipe Gurdjieff.

El libro repasa el descenso de Patricia a los infiernos diseñados por Félix Steven Manrique, junto con la lucha de su familia para traerla de vuelta física y mentalmente a pesar del desamparo constante de las autoridades españolas.

Impresiones
Junto con "Homicidio de un enfermo", el contenido de este libro conforma un tándem imprescindible para entender lo fácilmente manipulables que somos en situaciones de alta vulnerabilidad cuando se nos somete al discurso (in)apropiado por parte de la persona (in)adecuada. Si el primero lo plasmaba en el ámbito de la salud y con triste desenlace, el título que ahora reseño termina con un final que podríamos tildar de feliz, si bien no deja de ser agridulce por motivos que comentaremos más abajo.

Una mala racha familiar lleva a la adolescente Patricia a buscar respuestas para su crisis vital en Internet. Allí cae en las redes cuidadosamente tejidas de Félix Steven, un joven peruano que irá abonando el terreno para desligarla cada vez más de la realidad y de sus seres queridos, encerrándola en la ilusión de que ella forma parte de un grupo de elegidas que, con él, tendrán la misión de repoblar el planeta después de un inminente Apocalipsis.

Sí, dicho así no suena a algo en lo que alguien creería de primeras. Pero, obviamente, nunca es así como lo dicen. El libro cuenta, con pelos y señales, cómo se urde el engaño poco a poco, con pequeñas píldoras más o menos fáciles de tragar que van allanando el camino para conseguir, con el tiempo, que se termine comulgando con ruedas de molino, al punto de sustraer una cantidad importante de dinero para ponerse (y, sobre todo, ponerlo) en manos del gurú tras cortar con todo lazo familiar. También se muestra crudamente cómo la psicología de Patricia se desmantela para convertirla en una marioneta que piensa, habla y actúa según los designios de Félix Steven. Desvela cuán fácil es hacer parecer ante la sociedad que estamos ante la decisión volitiva de una persona mayor de edad. Además, explica cómo este simple hecho desarticula absurda y negligentemente todos los sistemas de prevención y persecución del problema, pese a existir (y no gracias a las autoridades policiales, sino al trabajo incansable de su familia) indicios y pruebas sólidas de que Patricia se hallaba en un gravísimo peligro.

El libro nos lleva de la mano por cada peldaño en la degeneración de la situación de Patricia en Perú: cada paso en el que Patricia asistía a un empeoramiento de su situación: los malos tratos para con ella y el grupo captado por "el chamuco"; los lugares de residencia en los que cada denostado cuchitril se convertía en un hotel de cinco estrellas al echar la vista atrás desde el siguiente destino; su propia situación física a la que se sumaba la de su bebé; la indiferencia cada vez más inhumana del gurú ante estas situaciones... Y también nos muestra las piezas mentales que entran en juego para amortiguar las disonancias cognitivas, repletas de sesgos cognitivos, falacias argumentales, y mentiras y manipulaciones de todo tipo.

"Hágase tu voluntad" nos abre los ojos a que estamos mucho más a merced de lo que nos resulta cómodo pensar de que completos desalmados, entrenados por pura presión evolutiva, puedan acceder a nosotros o a nuestros seres queridos desde la otra parte del mundo, y desatar el caos y la destrucción en nuestras vidas de forma completamente impune. A base de ardides de todo tipo y el silencio de víctimas previas, Félix Steven llevaba ingeniándoselas durante años para captar en redes sociales a todo un ejército de mujeres para convertirlas con éxito en sus esclavas, en el sentido más amplio del término.

El libro no escatima en detalles para acercanos sin ambages a todas las tropelerías a las que el gurú fue sometiendo al grupo al que llevaba como ganado de aquí para allá durante los agónicos años que duró el rapto mental y físico de Patricia. Y también, en paralelo, de las labores de su familia para conseguir traerla de vuelta.

A diferencia de "Homicidio de un enfermo", la historia "acaba" bien para Patricia, ya a salvo en España con su hija, recuperándose lentamente de sus heridas físicas y, sobre todo, mentales, junto con quienes la quieren incondicionalmente. Pero "acabar" es un decir, ya que una integrante del grupo ha continuado enganchada a Félix Steven incluso estando este ya en la cárcel, operando a través de ella. "El chamuco" sigue, pues, tejiendo su letal tela de araña, sigue intentando enredar a su presa más predilecta, y sigue intentando atrapar a cuantas otras puedan caer. Y sigue sin hacerse nada para evitarlo.

Estilísticamente, este libro casi podría ser el guion de una película del estilo de Kalifornia (Dominic Sena, 1993) o The Invitation (Karyn Kusama, 2015). A nivel argumental parece sacado de una película de Bruce Willis de los 90 o alguna más reciente de Liam Nesson: si el plan de Manrique no salió bien no fue precisamente porque los engranajes de las fuerzas policiales o la justicia españolas hicieran lo que se espera de ellos contra este tipo de criminales, sino porque cometió el fatídico error de captar a la persona equivocada, con unos familiares que no iban a detenerse ante nada ni nadie para recuperar a Patricia.

Vanesa Lozano juega magistralmente con la narración en paralelo, en capítulos alternos, de los puntos de vista de la historia de Patricia, distanciada ya mental y físicamente, adentrándose más y más en la boca del lobo, y de su familia, confrontando a un enemigo sin nombre en un entorno desconocido, un contexto demencial de galimatías esotérico-religiosos, y un entramado de redes sociales y de funcionarios incompetentes.

Patricia (y su grupo, pero sobre todo ella y los niños), perdiendo su vida a contrarreloj, cada vez más maltratada y más débil (y, cuando piensas que no se puede torturar más a una persona, el libro no deja de lanzarte a la cara otra propuesta maquiavélica más). Su familia, en la oscuridad, dando un paso para adelante y dos para atrás (y, cuando piensas que no les puede ir peor la cosa, el libro no deja de lanzarte a la cara que existen buitres humanos que huelen la debilidad), avanzando prácticamente a la desesperada, gracias a algún golpe de suerte. Es por esto por lo que "casi podría ser el guion de una película", ya que estos "qué justo que" se verían como "Deus ex machina" baratos en un guion cinematográfico: la realidad no deja de superar a la ficción en sus absurdas sincronías.

Y, cabe resaltarlo en letras gigantes, avanzando también gracias a las antítesis de los hiperburocratizados y negligentes funcionarios españoles en forma de dos policías peruanos vocacionales y comprometidos hasta el punto de jugarse literalmente el pellejo en sus horas libres por liberar a Patricia. Larga vida y prosperidad a Capcha y Huarcaya.

Las dos historias paralelas, Patricia y su familia, se condimentan con pequeños flashbacks de los mismos para, por un lado, explicar mejor dónde se crearon las fallas en las que el gurú metió cuña o las fortalezas mentales que servían de parapeto al tesón de su familia (resaltando de nuevo a la guerrerísima Noelia, prima de Patricia, y a Alberto, padre coraje), y por otro lado para servir de duro contraste entre situaciones pretéritas y actuales, incluso cuando las pasadas ya fueran de tiempos difíciles.

La anheladísima confluencia entre ambas historias se cuenta en el tono de la más adictiva de las novelas policíacas, y el epílogo no puede evitar recordar a cuando, en el momento en que ya crees que el monstruo está bien acabado, levanta una pútrida mano desde su tumba.

Debo confesar que gran parte del libro, más que leerla, la he escuchado locutada por no tener tiempo material para la lectura, teniendo que exprimir momentos de parque con mis pequeños para avanzar en la historia. Así que sobre el trabajo editorial solo puedo comentar que las partes que he leído (y el vistazo en diagonal en general que he echado antes de escribir esto) muestran un resultado de 10, sin erratas detectadas y con un trabajo de formato y aportación de documentación adicional excelente.

Conclusión final
A modo de apunte personal, desde hace un tiempo tengo el honor de compartir con Noelia el grupo de lucha contra el sectarismo RedUNE. Mientras leía/escuchaba el libro (a la vez que cuidaba de mis pequeños), no podía quitarme de encima la angustiosa sensación de la pesadilla que vivieron en vida (y de la que forzosamente no habrá cabido en el libro más que una pequeñísima proporción), hasta el punto de que reconozco que no pude resistir varias veces el impulso de comprobar en el grupo que ahí seguían los mensajes de Noelia, siempre vivaces, enérgicos, optimistas. "Todo está bien ahora, Patri y Naaomi ya están con la mejor compañía", me reconfortaba a mí mismo antes de coger aire para sumergirme de nuevo en el oscuro abismo del relato...

Este es un libro de gente normal viéndose abocada a convertirse en héroes y villanos. Un libro en que cada personaje descubre y muestra de qué pasta está hecho cuando le vienen mal dadas: del cobarde escurrebultismo del pervertido "chamuco" a la resiliencia extrema de Patricia. Del cómodo escurrebultismo del funcionariado español al tesón implacable de la familia Aguilar, que tuvieron que hacer un trabajo que no les competía. Puedo copiar la misma frase que usaba en la reseña de "Homicidio de un enfermo": este libro debería servir para pedir responsabilidades a todos los estamentos disfuncionales (fuerzas de seguridad el estado, administración, sistema judicial) que, desde su posición privilegiada, podrían haber hecho mucho más. O mejor dicho, que podrían haber hecho simplemente algo. Y sin olvidar que todavía hay cosas que pueden y deberían hacer, que este peligro no ha acabado aún. Que Félix Steven aún tiene atrapada a Pamela y a saber a cuántas otras, como la chica del País Vasco de la que a la "justicia" también le faltó tiempo para desentenderse.

Igualmente creo que da una imagen preclara de que este problema no es algo que suceda a tontos, a locos o a ignorantes, pensamiento que no es más que un autoengaño para creernos que "a nosotros no nos puede pasar"; más bien al contrario: las sectas tienden sus trampas buscando a gente capaz, proactiva, bondadosa, intelectualmente inquieta, para exprimirles en toda su valía aprovechándose minuciosamente de alguna vulnerabilidad como las que todos arrastramos a cuestas.

También me veo replicando la frase de que, si de mí dependiera, esta impecable obra de Vanesa Lozano sería de obligada lectura para esos estamentos disfuncionales que tuvieran que lidiar en su trabajo con la supuesta libertad individual. Pero, además, para que todo el mundo pudiera atisbar por esta mirilla literaria cómo se vive en primera persona la captación sectaria y la indefensión suprema en la que se ven envueltos sus víctimas. Y, sobre todo, para evitar que ellos mismos o sus seres queridos acaben siguiendo sus pasos. Como con las pseudoterapias, para cada uno de nosotros hay al menos un tipo de secta que tiene sus redes tendidas a la espera de que pasemos por allí en un momento complicado de nuestras vidas.

He estado tentado de terminar con mis peores deseos para "el chamuco" en la cárcel de Perú, pero no merece siquiera esa atención. Prefiero quedarme con el pensamiento de que, si alguna vez llegara el Apocalipsis, espero que me encuentre bien cerca de Noelia, de Alberto y de Patricia. Ellos ya estuvieron en el Infierno y sobrevivieron a él. Bravo por ellos.

domingo, 12 de abril de 2020

Bebelejías

Con el tema del coronavirus, todos los payasos del circo de las pseudociencias han salido a sus pistas a clamar que su estafa de turno cura el coronavirus y lo que se tercie (y eso cuando al menos admiten que el coronavirus existe y no es una invención gubernamental para el control social u otras prendas). De entre todos los vendehumos están teniendo especial predicación Pàmies y Kalcker, ambos promotores del consumo del MMS (Miracle Mineral Solution), un compuesto altamente tóxico del que se ha escrito mucho, con una historia rocambolesca, y que por el apocalipsis idiota en el que parecemos estar viviendo, hace que en pleno 2020 lleve días teniendo que recordar a la gente que beber lejía no es una buena idea.

Como quiera que hay gente que no sabe que no solo existe "la" lejía (el hipoclorito de sodio), sino una variedad enorme de ellas, vamos a hacer una traducción del estupendo resumen que de ellas hace la sección "Tipos de lejías" de la página inglesa de la wikipedia sobre lejías.

Antes de eso, probablemente sea importante recordar (o explicar para quien lo desconozca) que una lejía es, en definitiva, el nombre que reciben sustancias útiles para blanquear y desinfectar. El nombre "lejía" proviene, según esta entrada, del latín "lixiva", que a su vez procede de "lixa", un agua caliente mezclada con cenizas empleadas en las lavanderías romanas para blanquear. Se le llamaba también "agua lixiva", de donde procede el término.

Más claro queda quizá en inglés, donde el término "lejía", "bleach", significa "blanqueador".

Sin más, vamos a por las:

Clases de lejías
La mayoría de las lejías industriales y domésticas pertenecen a tres clases amplias:



-Lejías basadas en cloro, cuyo agente activo es el cloro, generalmente por la descomposición de algún compuesto de cloro como el hipoclorito o la cloramina.
-Lejías basadas en peróxidos, cuyo agente activo es el oxígeno, casi siempre por la descomposición de un compuesto de peróxido como el peróxido de hidrógeno.
-Lejías basadas en dióxidos de azufre, cuyo agente activo es el dióxido de azufre, posiblemente por la descomposición de algunos aniones de azufre.



Lejías con base de cloro

Las lejías basadas en cloro se encuentran en muchos productos domésticos "blanqueadores", así como en productos especializados para hospitales, salud pública, cloración del agua y procesos industriales.



El grado de las lejías basadas en cloro a menudo se expresa como porcentaje de cloro activo. Un gramo de blanqueador con cloro 100% activo tiene el mismo poder de blanqueo que un gramo de cloro elemental.



Las lejías basadas en cloro más comunes son:


  • Hipoclorito de sodio (NaClO), generalmente como una solución al 3–6% en agua, generalmente llamado "lejía líquida" o simplemente "lejía". Históricamente llamado "agua de Javel". Se utiliza en muchos hogares para blanquear la ropa, desinfectar superficies duras en cocinas y baños, tratar el agua para beber y mantener las piscinas libres de agentes infecciosos.
  • Lejía en polvo (anteriormente conocido como "cal clorada"), generalmente una mezcla de hipoclorito de calcio (Ca(ClO)2), hidróxido de calcio (cal, Ca(OH)2y cloruro de calcio (CaCl2)en cantidades variables. Se vende como un polvo blanco o en tabletas, se usa en muchas de las mismas aplicaciones que el hipoclorito de sodio, pero es más estable y contiene más cloro disponible.
  • Gas de cloro (Cl2). Se utiliza como desinfectante en el tratamiento del agua, especialmente para potabilizarla y en grandes piscinas públicas. Se usó ampliamente para blanquear la pulpa de madera, pero este uso ha disminuido significativamente debido a preocupaciones ambientales.
  • Dióxido de cloro (ClO2). Este gas inestable se genera in situ o se almacena como soluciones acuosas diluidas. Encuentra aplicaciones a gran escala para el blanqueo de pulpa de madera, grasas y aceites, celulosa, harina, textiles, cera de abejas, piel y en varias otras industrias.

Otros ejemplos de blanqueadores a base de cloro, utilizados principalmente como desinfectantes, son la monocloramina, la halazona y el dicloroisocianurato de sodio.



Lejías basadas en peróxidos

Los blanqueadores a base de peróxido se caracterizan por el grupo químico de peróxido, a saber, dos átomos de oxígeno conectados por un solo enlace, (–O–O–). Este enlace se rompe fácilmente, dando lugar a especies de oxígeno muy reactivas, que son los agentes activos del blanqueador.



Los principales productos de esta clase son:


  • Peróxido de hidrógeno propiamente dicho (H2O2)Se usa, por ejemplo, para blanquear la pulpa de madera y el cabello o para preparar otros agentes blanqueadores como los perboratos, percarbonatos, perácidos, etc.
  • Percarbonato de sodio (Na2H3CO6), un aducto de peróxido de hidrógeno y carbonato de sodio ("ceniza de sosa" o "sosa de lavado"Na2CO3). Disuelto en agua, produce una solución de los dos productos, que combina la acción desengrasante del carbonato con la acción blanqueadora del peróxido.
  • Perborato de sodio (Na2H4B2O8). Disuelto en agua, forma algo de peróxido de hidrógeno, pero también el anión perborato (B(OOH)(OH)3-) que puede realizar la oxidación nucleofílica.
  • Ácido peracético (peroxoacético) (H3CC(O)OOH). Generado in situ por algunos detergentes para ropa, y también comercializado para su uso como desinfectante industrial y agrícola y tratamiento de aguas.
  • Peróxido de benzoilo ((C6H5COO)2). Se usa en medicamentos tópicos para el acné y para blanquear la harina. 
  • Ozono (O3). Si bien no es propiamente dicho un peróxido, su mecanismo de acción es similar. Se utiliza en la fabricación de productos de papel, especialmente papel de periódico y papel Kraft blanco.
  • Persulfato de potasio (K2S2O8) y otras sales de persulfato. Junto con el persulfato de amonio y sodio, son comunes en los productos para aclarar el cabello.
  • Sales de permanganato como el permanganato de potasio (KMnO4).
En la industria alimentaria, otros productos oxidantes como los bromatos se usan como blanqueadores de harina y agentes de maduración.



Lejías reductoras

El ditionito de sodio (también conocido como hidrosulfito de sodio) es uno de los agentes blanqueadores reductores más importantes. Es un polvo cristalino blanco con un olor sulfuroso débil. Se puede obtener haciendo reaccionar bisulfito de sodio con zinc



2 NaHSO3 + Zn → Na2S2O4 + Zn(OH)2



Se utiliza como tal en algunos procesos de tintura industrial para eliminar el exceso de tinte, óxido residual y pigmentos no deseados y para blanquear la pulpa de madera.



La reacción de ditionito de sodio con formaldehído produce Rongalita,



Na2S2O4 + 2 CH2O + H2O → NaHOCH2SO3 + NaHOCH2SO2



que se usa para blanquear pulpa de madera, algodón, lana, cuero y arcilla.




En definitiva, todo lo que esta gente está consiguiendo es que un montón de incautos pasen por caja (pagando ingresos por publicidad en vídeos, incrementando la base de usuarios de estos charlatanes, o directamente haciéndoles ingresos por donaciones o compras de estos productos o a compañías con los que tienen tratos para su venta) y, encima, beban lejía.

No hay ningún beneficio reconocido a beber lejía. El MMS y derivados se han probado en ensayos clínicos por si pudieran resultar un medicamento apropiado para enfermedades degenerativas sin solución actual (ensayos a la desesperada). Se ha descartado su uso finalmente debido a la alta toxicidad del compuesto sin contraprestaciones beneficiosas (no es una gran sorpresa, por otro lado). Así pues, lo que se consigue al beber lejía, pues os lo podéis imaginar. En solo un par de días he recopilado historias como esta sin buscarlas siquiera:







Detrás de la lógica de esta gente, imagino que estará que si la lejía mata gérmenes fuera, pues también desinfectará por dentro si te la bebes. si bebes Fairy, adelgazarás. Para marearles, los charlatanes usan estudios donde se habla de su mencionado uso como potabilizador de aguas (sin explicar que, en ese uso, el cloro se evapora a los pocos minutos y el consumidor final no lo consume) o como lejía alimentaria (sin explicar que, en ese uso, se pide al consumidor que aclare o pele la comida antes de su consumo).

El daño que produce se puede ver en las fichas técnicas de seguridad de los diversos productos. Aquí dejo la del clorito sódico y la del dióxido de cloro. Como quiera que se propone repugnantemente como supuesta cura del autismo por entenderla causada por parásitos intestinales o por intoxicación de metales pesados (a la vez, esta gente no se despeina con sus incongruencias) y que es capaz de tratar ambos dos problemas con ese mismo producto (lo de "milagroso" no es por nada, es el bálsamo de Fierabrás del siglo XXI), llegamos a encontrar casos donde no solo es que se lo hagan beber a niños autistas (con los problemas indicados anteriormente), sino que además se los meten como enemas, destruyéndoles la flora intestinal y llegando al punto de hacerles defecar incluso trozos de sus propios intestinos desgarrados, que para más inri toman por los famosos parásitos, lo cual les motiva a seguir envenenando a sus hijos (con tan buen corazón como mal tino para elegir las fuentes de información en una situación de alta vulnerabilidad, y sin que las autoridades sanitarias estén protegiéndoles convenientemente de estos traficantes del sufrimiento ajeno).

En resumen: Año 2020. La era de la información. El futuro. No bebáis lejía.

jueves, 3 de octubre de 2019

¿Cuántico o cuentico?

Sin nada que añadir, una excelente contribución de Daniel Manzano para detectar "charlatanes cuánticos":

http://entangledapples.blogspot.com/2019/10/examen-basico-de-fisica-cuantica-para.html

Libertad de expresión, no de excreción.

Los charlatanes suelen explotar la desinformación en salud para marear la perdiz a su auditorio y colarles sus productos faudulentos, usualmente mediante la generación de miedo a los tratamientos funcionales.

Pero también explotan el desconocimiento legal de la sociedad, los medios e incluso de las autoridades que deberían pararles los pies en seco, para colar esa desinformación en virtud de una mal entendida libertad de expresión.

Pàmies es un ejemplo clásico de este discurso. De ambos de ellos. Enarbolando ese supuesto amparo de la libertad de expresión, no duda en intentar con ello abrirse hueco en todo tipo de locales oficiales (la norma número 1 del charlatán es conseguir que una entidad oficial te acoja en tu seno).

Aprovecho el enésimo texto enviado para intentar prevenir a un ayuntamiento de una de sus charlas para ver si puedo contribuir a que la gente (sobre todo medios de comunicación y centros oficiales) deje de tragarse la píldora de "la libertad de expresión". Cuento con vuestra difusión de esta entrada.

Josep Pàmies atenta contra la salud pública al promover el abandono de protocolos médicos basados en la evidencia científica a favor del consumo de plantas supuestamente medicinales, además de ser un negacionista del SIDA, detractor de las vacunas y promotor de la ingesta de dióxido de cloro con fines terapéuticos sin ningún tipo de control médico. Realiza afirmaciones y declaraciones sobre la salud que llevan a confusión y engaño, pues en dichas declaraciones muestra como hechos probados cuestiones para las que no existe evidencia científica alguna, o la que existe va en contra de lo que él afirma; también da consejos médicos sin ningún tipo de formación biosanitaria acreditada, poniendo en peligro la salud de las personas que acuden a él en un acto de desesperación.

Todo esto se puede constatar en las muchas charlas previas que este personaje ha ido organizando aquí y allá aprovechando la incompetencia supina de las autoridades sanitarias que deberían proteger al ciudadano. Un pequeño puñado de los muchos artículos que han cubierto las barbaridades que Pàmies difunde es el siguiente:

Lo primero que hay que saber es que, en nuestro país, los únicos legitimados para informar públicamente sobre cuestiones relativas a la salud y promocionar tratamientos, terapias o productos relacionados con ella son los profesionales sanitarios, las autoridades sanitarias y los científicos y expertos colaboradores, a los que las autoridades les exigen el mayor grado de veracidad y transparencia posibles de cada vez que emiten información. Así se desprende de la Ley 44/2003, de 21 de noviembre, de ordenación de las profesiones sanitarias, la Ley 14/1996, de 25 de abril, General de Sanidad, y la Ley 33/2011, de 4 de octubre, General de Salud Pública.

Pàmies no entra dentro de ninguno de los supuestos, pero incluso si se tratara de un profesional sanitario quien expone algún tipo de barbaridad, estaría incumpliendo la deontología de su profesión a la que debe obligado cumplimiento.

Las bases legales para pedir la cancelación de este tipo de eventos son las siguientes:

1.- El acto no puede ampararse en el ejercicio a la libertad de expresión.

Aunque a veces se defienda este tipo de actos en nombre del ejercicio de la libertad de expresión, este argumento no es correcto.

En primer lugar, el derecho a la libertad de expresión no incluye el derecho a utilizar las instalaciones públicas, que están al servicio del interés general de los ciudadanos, y no al del interés particular de cualquiera que busque un local amplio y a buen precio. Los ayuntamientos no tienen ninguna obligación de ceder o alquilar a nadie un local municipal solo porque esa persona diga que desea ejercer su libertad de expresión.

Por otra parte, la libertad de expresión no incluye el derecho a afirmaciones objetivamente falsas. El derecho de la ciudadanía a recibir información veraz en materia de la salud está por encima del derecho a la libertad de expresión, que no es otra cosa que libertad de pensamiento y opinión.

Las charlas de Pàmies son tristemente famosas por vulnerar sistemáticamente la ley en estos aspectos, sobre todo el artículo 4 del Real Decreto 1907/1996, de 2 de agosto, sobre publicidad y promoción comercial de productos, actividades o servicios con pretendida finalidad sanitaria

Art. 4:
«Salvo lo establecido en el artículo 3.1 de este Real Decreto, queda prohibida cualquier clase de publicidad o promoción directa o indirecta, masiva o individualizada, de productos, materiales, sustancias, energías o métodos con pretendida finalidad sanitaria en los siguientes casos:
1. Que se destinen a la prevención, tratamiento o curación de enfermedades transmisibles, cáncer y otras enfermedades tumorales, insomnio, diabetes y otras enfermedades del metabolismo.
2. Que sugieran propiedades específicas adelgazantes o contra la obesidad.
3. Que pretendan una utilidad terapéutica para una o más enfermedades, sin ajustarse a los requisitos y exigencias previstos en la Ley del Medicamento y disposiciones que la desarrollan.
4. Que proporcionen seguridades de alivio o curación cierta.
5. Que utilicen como respaldo cualquier clase de autorizaciones, homologaciones o controles de autoridades sanitarias de cualquier país.
6. Que hagan referencia a su uso en centros sanitarios o a su distribución a través de oficinas de farmacia.
7. Que pretendan aportar testimonios de profesionales sanitarios, de personas famosas o conocidas por el público o de pacientes reales o supuestos, como medio de inducción al consumo.
8. Que pretendan sustituir el régimen de alimentación o nutrición comunes, especialmente en los casos de maternidad, lactancia, infancia o tercera edad.
9. Que atribuyan a determinadas formas, presentaciones o marcas de productos alimenticios de consumo ordinario, concretas y específicas propiedades preventivas, terapéuticas o curativas.
10. Que atribuyan a los productos alimenticios, destinados a regímenes dietéticos o especiales, propiedades preventivas, curativas u otras distintas de las reconocidas a tales productos conforme a su normativa especial.
11. Que atribuyan a los productos cosméticos propiedades distintas de las reconocidas a tales productos conforme a su normativa especial.
12. Que sugieran o indiquen que su uso o consumo potencian el rendimiento físico, psíquico, deportivo o sexual.
13. Que utilicen el término «natural» como característica vinculada a pretendidos efectos preventivos o terapéuticos.
14. Que atribuyan carácter superfluo o pretenda sustituir la utilidad de los medicamentos o productos sanitarios legalmente reconocidos.
15. Que atribuyan carácter superfluo o pretendan sustituir la consulta o la intervención de los profesionales sanitarios.
16. Y, en general, que atribuyan efectos preventivos o terapéuticos específicos que no estén respaldados por suficientes pruebas técnicas o científicas acreditadas y expresamente reconocidas por la Administración sanitaria del Estado.»


2.- El acto puede poner en peligro la salud de los ciudadanos.

Art 43: “...Compete a los poderes públicos organizar y tutelar la salud pública a través de medidas preventivas y de las prestaciones y servicios necesarios. La ley establecerá los derechos y deberes de todos al respecto...”
Art 51: “...Los poderes públicos garantizarán la defensa de los consumidores y usuarios, protegiendo, mediante procedimientos eficaces, la seguridad, la salud y los legítimos intereses económicos de los mismos...”

Recordamos en este punto que el señor Pàmies recomienda como medicamento el uso de un producto denominado “MMS” o “Miracle Mineral Solution” que en realidad es un blanqueante y desinfectante de uso industrial. El MMS es un producto prohibido (véase la Alerta de Medicamentos Ilegales n.º 05/10 de la AEMPS, de 14 de mayo de 2010) y por lo tanto su venta y su mera promoción son ilegales, en virtud del artículo 5 de la Ley de garantías y uso racional de medicamentos y productos sanitarios aprobado por el Real decreto legislativo 1/2015 del 24 de julio:
Art. 5:
«1. Se prohíbe la elaboración, fabricación, importación, exportación, distribución, comercialización, prescripción y dispensación de productos, preparados, sustancias o combinaciones de las mismas que se presenten como medicamentos sin estar legalmente reconocidos como tales.
2. Queda expresamente prohibida la promoción, publicidad o información destinada al público de los productos incluidos en el apartado 1. [...]»

Y en general, su difusión de falsos remedios para la salud está penado por el artículo 361 del Capítulo III (De los delitos contra la salud pública) del Código Penal:
Artículo 361:
«El que fabrique, importe, exporte, suministre, intermedie, comercialice, ofrezca o ponga en el mercado, o almacene con estas finalidades, medicamentos, incluidos los de uso humano y veterinario, así como los medicamentos en investigación, que carezcan de la necesaria autorización exigida por la ley, o productos sanitarios que no dispongan de los documentos de conformidad exigidos por las disposiciones de carácter general, o que estuvieran deteriorados, caducados o incumplieran las exigencias técnicas relativas a su composición, estabilidad y eficacia, y con ello se genere un riesgo para la vida o la salud de las personas, será castigado con una pena de prisión de seis meses a tres años, multa de seis a doce meses e inhabilitación especial para profesión u oficio de seis meses a tres años.»

3.- La ley exige a las autoridades públicas la prevención de este tipo de actos.

Art. 25:
«4. Cuando la actividad desarrollada tenga una repercusión excepcional y negativa en la salud de los ciudadanos, las Administraciones Públicas, a través de sus órganos competentes podrán decretar la intervención administrativa pertinente, con el objeto de eliminar aquélla. La intervención sanitaria no tendrá más objetivo que la eliminación de los riesgos para la salud colectiva y cesará tan pronto como aquéllos queden excluidos.»

No solo tiene el charlatán una responsabilidad legal punible. El mantenimiento de esta actividad ilícita a sabiendas de conocer su ilegalidad por parte de la administración hace incurrir a esta en un delito de prevaricación, tal y como queda expuesto en la Ley Orgánica 10/1995, de 23 de noviembre, del Código Penal.

En resumen, flaco favor hacen ayuntamientos y otras entidades públicas a la hora de protegernos de los vendedores de aceite de serpiente cuando les compran el discurso de la "libertad de expresión", cuando lo que en realidad intentan proteger es una inexistente "libertad de excreción".

domingo, 21 de octubre de 2018

Reseña de "¿Truco o tratamiento?", de Simon Singh y Edzard Ernst

 
Ficha técnica
Título: ¿Truco o tratamiento? La medicina alternativa a prueba
Autor: Edzard Ernst y Simon Singh
Editorial: Capitan Swing
Año: 2018

Sinopsis
¿Qué conclusiones obtenemos cuando se aplica el método científico a las proclamas de las llamadas "medicinas alternativas"? ¿En qué consiste, de hecho, este método científico, de dónde surge y por qué supone una vara de medir adecuada? El médico y "azote de las pseudoterapias" Edzard Ernst, junto con la pluma ligera del periodista científico Simon Singh, hacen un repaso histórico y científico de varias de las principales supuestas "terapias no convencionales".

Impresiones
Tras años sumido en la lucha contra pseudociencias y, sobre todo, pseudoterapias, uno puede pensar que poco le queda por conocer ya de ese (infra)mundo. Y uno se equivocaría. En un tema tan terrible como el de los fraudes sanitarios que conllevan tanto sufrimiento y muerte (o, como poco, estafa), Ernst y Singh presentan de una forma exquisita, acumulando pequeñas historias breves, tremendamente interesantes y bien contadas, el repaso de cómo la medicina se fue desprendiendo aquí y allá de malas concepciones gracias al pulido y aplicación del método científico. Y, por supuesto, de cómo varias de esas malas concepciones han logrado, gracias a la irracionalidad humana y los sesgos que arrastra, enquistarse hasta nuestros días. Entre estas historias se vierten toneladas de conocimiento en el que, incluso para un lector versado en pseudoterapias, sin duda aclararán de qué barros vienen algunos lodos. Y, por supuesto, a un lector lego le desvelarán, de una forma sutil y suave, una faceta de la realidad en la que quizá nunca había reparado pese a tenerla ante sus ojos a diario.

Estilísticamente, el libro tiene una lectura ligerísima, explicando de forma muy intuitiva algunos conceptos complejos. Constantemente se intercalan explicaciones sobre aspectos de algunas pseudoterapia con anécdotas históricas que nos ponen en contexto de qué hijos de su tiempo tuvieron ciertas ideas (como por ejemplo, diseñar experimentos más o menos rudimentarios para probar hipótesis médicas) y ciertas "ideas" (como tratar de curar cualquier enfermedad con imanes).

A esto ayuda que, a nivel técnico, nos encontremos ante una traducción impecable que acerca a nuestro idioma un trabajo de por sí estupendo (creo recordar haber encontrado algún pasaje aquí y allá que me ha llamado la atención, pero nada reseñable).

Desde Hahnemann hasta Carlos de Inglaterra, de la vetusta fitoterapia al "menos milenario de lo que le gustaría a sus promotores" reiki, el repaso del libro tampoco deja de lado a las piezas sociales de este tablero de ajedrez que, por incompetencia, indiferencia o ignorancia, provocan que hoy en día las pseudoterapias gocen, irónicamente, de una estupenda salud: famosos, medios de comunicación, entidades como la OMS...

Conclusión final
Tras la lectura de "¿Truco o tratamiento?", la sensación que se queda es la pregunta: "¿por qué se ha tardado tanto en publicar este libro en España?". El material que contiene es terriblemente útil y claro tanto para el recién llegado al mundo de las pseudoterapias que quiera tener algunas nociones para defenderse contra ellas, como para un versado en la (quizá perdida) defensa del pensamiento crítico, máxime en el terreno de la salud.

Un libro imprescindible, muy apto para regalar a ese familiar o amigo "amimefuncionista" que todos tenemos.